Nació en Elche de la Sierra (Albacete), sólo tiene ventitantos y ya cuenta en su haber con dos libros de poesía: el poemario gráfico «Escondites de la ausencia» y «Gnomon», que fue galardonado este año con el IV Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande. Y, es que, el polifacético José Iván Suárez es, además, periodista, videoartista y fotógrafo. Un torrente artístico de sangre albaceteña que se vale de sus raíces castellanas, entre otras cosas, para crear unos versos que darán mucho de que hablar…
P-¿Qué tienen en común para ti la poesía y la fotografía? ¿Es la misma persona el poeta que el fotógrafo? ¿Qué dificultades te ha producido tener que aunar estas dos artes en obras como ‘Escondites de la ausencia’? ¿Podrías elegir entre una de las dos facetas?
R-La fotografía es hermana de la poesía, creo que toda creación es hija de la misma madre: la necesidad de comunicar, de salirse de uno mismo, de gritar lo que a uno le fastidia hasta la asfixia, en fin lo que se quiera y como se quiera. Hay quien echa mano de la pintura para expresarse y otra gente de la música, a mi me dio por las fotos y los versos, estos son mis vicios, así que no podría prescindir de ninguno y cuando los consumo lo hago mezclándolos, dependo de los dos y «Escondites de la Ausencia» es un libro resultado del cóctel de estas drogas.
P-¿Es José Iván Suárez la voz que habla en los poemas de ‘Gnomon’ o se trata de un
personaje? 
R-Un psiquiatra diría que es clara bipolaridad rural, pero ya te digo yo que no. En Gnomon hay un personaje, por suerte para mí no soy yo, pues las pasa muy perras, un campesino con hambre que siempre está quieto y como yo soy el que le he llevado de la mano, supongo, que habrá mucho de mí y preocupantes semejanzas, no lo sé. Es difícil poner límites y no creo que en literatura sea lo importante.
P-La mayor parte de las piezas del poemario manifiestan un talante más bien desencantado. ¿Crees que la tristeza es buena amiga de la literatura?
R-La tristeza y una botella de orujo de hierbas es la mejor compañía que tiene la literatura. Pero en verdad, la literatura no tiene problemas para hacer amigos. Los días estúpidamente alegres sirven muy bien para leer y escribir por las ganas que te ha entrado al leer un aerolito del travieso Carlos Edmundo de Ory. Sinceramente, prefiero los días alegres para vivir y escribir, pero Gnomon salió triste el muy tonto.
P-¿Qué inspira los poemas de José Iván Suárez?
R-Lo que me rodea y lo que estuvo, lo superfluo y lo que yo supongo profundo. En el libro Gnomon tuve muy cerca el campo, el esparto, el tomillo, lo escribí en los madriles, pero tenía todo ese olor pegado en la ropa y escribí sobre el campo y los que sobreviven en él. Soy de pueblo, qué le vamos a hacer.
P-¿Qué no los inspiraría nunca?
R-Supongo que lo que jamás me despierte curiosidad.
P-¿Qué temas nunca tratarías en tus creaciones?
R-Me gusta el refrán ese que dice, de este agua no beberé.
P-Cuando recibiste el IV Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande tuviste ocasión de leer en público poemas como ‘Manjar de hoy’. ¿Qué supuso para ti? ¿Crees que una lectura en voz alta puede condicionar la percepción de un poema?
R-La lectura y recogida del premio es un protocolo agradable. A saber, comentan aspectos dignos de tu obra, te felicita gente que no conoces y te aplauden después de leer algo que tal vez tú has escrito en un momento terrible, es una contradicción curiosa. Es de agradecer el cariño de los que te escuchan recitar, es lo bueno que tiene la poesía, pocos pero bien avenidos.
P-Y, ya que hablamos de premios… ¿Te consideras ‘más escritor’ ahora que ya cuentas con
dos publicaciones? 
R-Para nada, esto no es un título, es un modo de estar y un premio es un accidente, entiéndeme, se participa con ilusión, pero es una suerte que ya no depende de ti, así que si pasa, pues perfecto y si no.. Yo siempre he querido escribir, e inédito o no lo seguiré haciendo, al menos si creo que tengo algo que contar.
P-¿Hasta que punto crees que es importante la opinión de la crítica?
R-No lo sé. Supongo que ayudan a que más personas conozcan lo que has escrito, para lo bueno y para lo malo. Para mí es mucho más importante que el que lo lea pueda, aunque sea un ratillo, viajar sin las piernas, abstraerle de su mundo de asfalto, decirle bien claro que lo que siempre estuvo ahí es la naturaleza, con eso me doy por satisfecho.
P-¿Qué consejo le darías a los aspirantes a escritor? 
R-Consejo ninguno. Solo le contaría que todo arte es obsesión y que yo, al menos, hinco las manos en las entrañas y entonces, a veces, es cuando escribo.
P-¿Qué le pides al futuro? 
R-Llegar a viejo con amor o morir joven y habiendo vivido.